the girl that's driving me mad

Cuando Cyrano profesaba (como Moisés) sobre esa manzana que contenía toda la sabiduría en su néctar, obviamente (o por lo menos, eso creo yo) se refería a esa imagen. Celestial y divina, su sonrisa encandilante y su pérfida mirada perfuman el ambiente de esplendor y belleza. Sus pelos caen en una cascada de sensualidad, y su expresión corporal claramente arremete con un "regaño". Espero, si la fortuna me acompaña, una caminata de tres (ella, yo y mi fortuna).