nacemos destinados a morir

en estre triste cielo terrenal

donde nos gobiernan ángeles caídos

y en los suburbios, la parca pasea

buscando hilos pa' cortar

y a tí, cuando te tocará?

se siembre la soledad y la tristeza

la niña llora bajo el árbol,

y su único consuelo, esfumado por la brisa

se roba un suspiro del alma

que quema en llanto y confusión

y en el castillo de la enfermedad

pacientes, aguardan un desenlace habitual

inundados en un mar de preguntas

su interior no está tranquilo, y el mio

tampoco

pasan, recogen, en horarios aleatorios

en circunstancias extrañas, improbables

y en su auto, y en su cajón, y así

se llevan lo último de lo que era

y lo primero de lo que viene

el ciclo es simple: nacemos, vivimos, morimos

muchos hablan de él sin siquiera experimentar

las extremas sensaciones que puedan llegar a causar esos dos polos opuestos

y de tan opuestos, casi próximos

consecutivos, enlazados por la misma soga

una soga que como nueva, brilla en su esplendor

y así, deteriorandose, el tono opaco de su luz

por fin, se apaga